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Colectivando 

El documental
Detrás de las frías líneas que trazan el recorrido de los colectivos se esconde el latir de una ciudad. Pequeñas historias cotidianas, invisibles a veces, y grandes anécdotas, heroicas y desgraciadas, que, entramadas, van construyendo esa sensación única que nos genera cada lugar.

Los colectivos permean los lugares más insospechados de la ciudad. Son testigos ruidosos de sus grandes desigualdades, de sus pasados, de sus aspiraciones. En él viajan sueños, cada día, se encuentran miedos y necesidades, y a veces, algo de soberbia. Allí se encuentran el trabajador, la estudiante, el homosexual con el fundamentalista, la policía y el ladronzuelo. Nunca encontraremos a los grandes ladrones, pero podremos intuir acerca de ellos. Podremos respirar el mismo aire cansado de quienes trabajan de sol a sol, casi sin ver los frutos del propio sacrificio.

Asunción desde el colectivo tiene mucho más que mostrar que los tradicionales recorridos turísticos. Nos hace comprender, además de apreciar, de palpar y de gustar. Nos hace entrar en contacto con el ser humano de hoy y, junto con él, recorrer la historia. Subir al colectivo nos permite ver lo que es de todos. Bajar nos sumerge en los más distintos paisajes urbanos y conocer lo que es de cada uno.

Colectivando es un recorrido por la geografía humana de Asunción. Es adentrarse en la intimidad de su gente. En su día a día. Es intentar sentir lo que la gente siente. Un corto documental que nos invita a experimentar en carne propia la ciudad desde sus calles, su clima, su comida, su movimiento, sus ruidos, sus colores y olores.

La perspectiva política

Comunicar es generar conocimiento acerca de la realidad y el conocimiento genera cierto tipo de relaciones sociales. Por tanto, comunicar es un hecho fundamentalmente político. Al mismo tiempo, una “realidad” es tan variable como la cantidad de subjetividades que la perciben. Proponiéndose, por tanto, el documental, mostrar parte de una realidad, el mismo estará inseparablemente ligado a las subjetividades de quienes lo realizan. Éstas influyen en todo el proceso de creación, desde que se elige el tema, hasta que se retocan los colores, pasando por los encuadres y los cortes.

Siendo, pues, el documental un producto esencialmente subjetivo y político, es no sólo recomendable, sino hasta necesario, enunciar claramente los valores que han motivado el trabajo.

Colectivando busca mostrar una Asunción humana. Mirarla no solamente desde la perspectiva histórica de sus edificios, sus lugares turísticos y sus productos típicos, sino ayudar a comprender a su gente, y a través de ella, a la historia y al presente. Esa comprensión que es base de unas relaciones más justas entre las sociedades. Esa comprensión que es base de unas relaciones más justas dentro de una misma sociedad.

No se quiso hacer principalmente un instrumento de denuncia de la corrupción que existe en el sistema de transporte metropolitano, y la violación de los derechos del consumidor en la que la misma se deriva cada día. Para ello deberían estar los reportajes periodísticos. Simplemente se buscó retratar la vida de una ciudad desde su movimiento y sus personas, desde su diversidad, su sacrificio y sus colores. Habrá que poner atención en lo sutil, para evitar que se acabe idealizando positivamente el viajar en colectivos que en ningún otro país del planeta podrían circular.

¿Cómo obviar las grandes desigualdades en una de las sociedades más desiguales del mundo? Desigualdades que son sistemáticamente ignoradas por los grandes medios de comunicación. Desigualdades que son artífices de la injusticia, la corrupción y la violencia, y que han llevado al calamitoso estado de lo público en general, como se podrá ver en calles y colectivos. Son ellas las que inundan los espacios urbanos de trabajadores informales de todas las edades y a toda hora, tratando de ganarse el pan del día. Son ellas las que truncan los sueños de grandes mayorías, mientras que a muy pocos permiten una opulencia que sobrepasa ampliamente las fronteras de la ridiculez.

El colectivo en colectivo

Producir en colectivo sobre los colectivos. No fue una decisión consciente, pero más allá de la coincidencia semántica, el trabajo nos fue llevando a una reflexión sobre el paralelismo que existe entre ambas realidades. Realidades tan diferentes como la producción artística, documental, por un lado, y el desplazamiento humano, por el otro.

El transporte en colectivo fue el tema que generó mayor sinergia en el movimiento estudiantil paraguayo. A fines de la década de los noventa, la exigencia del medio pasaje motivó las más grandes movilizaciones juveniles en lo que va de la transición democrática. Más allá de lo bien o lo mal que esté vigente este derecho conquistado, y más allá de lo bien o lo mal que funcione el transporte público, la lucha estudiantil es un símbolo importante en el proceso de recuperación de lo público para el pueblo, luego de que, durante décadas, lo público sea de un gobernante o de su partido.

Pensar en lo público es pensar en lo que es de nadie. Luchar por lo público es luchar por lo que es de todos. Y luchar por lo que es de todos, es siempre un hecho colectivo. Aún más, un proceso colectivo que nos conduce necesariamente a pensar en el otro, a respetarlo y a tolerarlo, a hacer de mi problema el suyo y de su solución la mía. En una sociedad ultra manipulada para generar comportamientos individualistas rentables al mercado, resulta cada vez más difícil generar esos procesos y, así como en el colectivo, terminamos estando solos en medio de la multitud. En este contexto, el arte, como actividad eminentemente transformadora, tiene el potencial de reposicionar lo colectivo como opción alternativa. Para ello, se debe cuestionar la creación artística tanto en sus procesos como en sus resultados.

En el caso de la producción documental, hablar de una creación colectiva no se refiere a la organicidad, o a la complementariedad de los trabajos que son realizados en un equipo, sino a que cada parte involucrada pueda aportar en todos los momentos y espacios de la creación audiovisual (considerando evidentemente mecanismos para la toma de decisiones sobre puntos no consensuados). Y al hablar de partes involucradas, también nos referimos a quienes nos sorprenden con sus historias y a quienes no nos sorprenden tanto, pero comparten con nosotros esa historia que es parte del producto final. Esto nos lleva a repensar en la tradicional noción de autoría y nos acerca mucho más a corrientes que van tomando fuerza en el mundo, como el cine sin autor.

La reflexión colectiva antes de una creación artística nos permite un crecimiento como profesionales, como grupo de trabajo, y nos lleva a concebir una obra más madura, más sólida. Las condiciones de trabajo en una sociedad atomizada nos obligan a correr en cada momento, a evitar lo difícil, a optar por lo que sabemos. La necesidad nos obliga a producir más resultados antes que mejores. Trabajar en colectivo y por lo colectivo puede ayudarnos a avanzar hacia una sociedad con ritmos más humanos, donde el arte esté fundamentalmente al servicio del ser humano. Esto implica dejar de pensar en el documental como, fundamentalmente, la mirada de un director y su equipo, ubicando a los personajes como participantes pasivos, olvidando que son los verdaderos protagonistas que cuentan con nosotros lo que queremos contar. Deberíamos dejar de pensar que hacemos documentales “sobre” la gente, para hacerlos “con” la gente.

Nuestro proceso

La experiencia del taller ha sido un ejercicio interesante de pensar en colectivo y crear en colectivo, y más allá de una experiencia artística fue un aprendizaje de escuchar, de respeto, de compartir, un ejercicio de la DEMOCRACIA, de entender que somos iguales y diferentes a mismo tiempo, y que antes que una limitación es un potencial enorme.

Fuimos partícipes de un proceso en el que, primeramente, tratamos de despojarnos de la metodología convencional de la producción audiovisual, para lanzarnos a una nueva experiencia creativa. Utilizando un método de trabajo en el que todos colaboramos con ideas, para realizar una pieza documental atractiva que no esté comprometida con los procesos convencionales de realización. En algunos momentos del proceso pudimos sentir el vértigo de desbarrancarnos y caer al vacío, al no tener asidero en las prácticas habituales de la creación, pero a medida que avanzábamos y compartíamos nuestras dudas, divisábamos la estrecha cornisa que nos permitiría llegar al proyecto final.

El gran auge de la tecnología y su repercusión en la sociedad hace que el audiovisual sea un instrumento de comunicación más efectivo que cualquier otro. Ante una tendencia global que aprueba este producto en formatos tradicionales, proponer una ruptura de esquemas con la creación experimental y ofrecer un material que provoque en el espectador, como resultado, la necesidad de pensar, es un gran desafío que no supone un desconocimiento de las herramientas básicas de la técnica audiovisual, sino una concepción diferente de su creación. Nos adentramos a conocer un método de trabajo que nos sugirió pensar desde la motivación de generar una relación con los espectadores, hasta proponer las ideas fuerza que estarían detrás del producto.

Partimos asimilando la idea de la coautoría, dejando atrás el concepto de autor como único creador, asumiendo que en toda obra existe una participación colectiva, pues una pieza imaginada por un equipo, no podrá ser jamás realizada al pie de la letra, ya que la realidad y quienes en ella participan, nos sorprenden a cada momento, con sus particulares historias. El resultado es siempre construido en un proceso de interacción con el sujeto retratado.

Sosteniendo esta premisa decidimos cuáles serían los lazos que querríamos construir con espectador. En un proceso de selección, en el que cada idea se debatía, consideramos que los mismos serían la reflexión, el humor, la calidez, la curiosidad y el respeto.

Luego definimos los segmentos interesados en nuestro trabajo y qué elementos tendría la estructura de la narración. En este punto fijamos los elementos visuales que contarían nuestra historia. Aquellos lugares que permitan conocer los aspectos característicos de la ciudad, incluyendo la diversidad de su gente, sus costumbres y también sus contrastes. Una discusión importante fue la que tuvimos acerca de cuáles serían los personajes y las situaciones clave del documental. Finalmente se consensuó que la cámara sería el personaje y el colectivo la situación clave en la que nos moveríamos. Quisimos resaltar la dignidad de este sector de la sociedad.

A la hora de rodar nos encontramos con varios inconvenientes, como las inclemencias climáticas, o la ausencia de los escenarios que habíamos previsto encontrar. Por ejemplo, trazamos una jornada desde tempranas horas de la madrugada, pero nunca llagamos a dar con aquella aglomeración de gente en las estriberas de los colectivos, experiencia que forma parte de nuestra cotidianidad.

Quisimos mostrar cuán temprano inicia la vida en los bañados, al igual que reflejar el Mercado 4 como lugar de trabajo donde el ir y venir de la gente da vida a un mundo aparte, con sus colores, su alegría y sus costumbres. No quisimos excluir la cara rica de la ciudad. Aquella parte donde se ve el lujo y confort, las grandes mansiones y edificios, los lugares “premium” a los que solo acceden aquellos de mayor poder adquisitivo. El centro es otro lugar obligado que visitamos, y quisimos hacerlo en el momento en el que la gente se mueve en masa, al salir del colegio y las oficinas para volver a sus casas. Pero también nos quedamos ahí hasta más tarde, para conocer a aquellas personas que ya prácticamente no tienen opción de transporte al final de la noche. Las calles vacías de la ciudad dormida.